Comenzar a operar en mercados electrónicos supone para una empresa un cambio en el sistema de negocio, que la llevará a adentrarse en un proceso evolutivo, en cuanto a su forma de operar, o revolucionario en su estrategia comercial.
Esto va a requerir un esfuerzo e implicación por parte de todos los agentes de la empresa para conseguir un equilibrio entre evolución y revolución.A pesar de que estos cambios van a aportar solo beneficios a las empresas, con riesgo muy bajo o nulo, es frecuente encontrar resistencia a enfrentar esa evolución en lo referente a los mercados electrónicos.
La resistencia al cambio básicamente se soporta sobre factores sociales y culturales. Mantener y aferrarse a esas resistencias va a perjudicar a la empresa, limitando sus oportunidades de negocio, y en consecuencia de generar más beneficios.
Resistencias sociales y culturales a los mercados electrónicos
Para vencer las resistencias sociales es necesario:
- Que todo el personal de la empresa se implique en el proceso de cambio.
- Romper con las rutinas organizativas que lo limitan.
- Diseñar nuevos procesos de adaptación e implantación de los nuevos canales comerciales.
Los orígenes de las resistencias culturales son:
- Las creencias infundadas y desfasadas sobre el comercio electrónico, motivadas principalmente por estar en contacto con otras empresas con las mismas falsas creencias.
- Desconfianza y desconocimiento de las tecnologías de la información y el comercio online.
- Baja cualificación de los empleados.
A las PYMES les preocupa su supervivencia y dedicar el menor tiempo posible a desarrollar nuevas estrategias, desaprovechando así las oportunidades que ofrece el comercio electrónico.
Sorprende esta actitud cuando son numerosos los casos de éxito de empresas que han logrado acceder a nuevos mercados, reducir costes, ganar en competitividad, y muchos otros beneficios que aportan los mercados electrónicos, tan sólo empleando las herramientas adecuadas.
Son las PYMES, precisamente, las que tienen mayor capacidad de adaptación al comercio electrónico gracias a la flexibilidad interna que les caracteriza, ganando principalmente en eficiencia ante los cambios de los mercados y la economía, así como en facilidad para llegar a mercados, incluso internacionales, que de otro modo requeriría una gran inversión.
Hay casos concretos, como el empleo de la factura electrónica que debería estar mucho más estandarizado, e incluso promovido desde las instituciones, y aunque poco a poco va aumentando su cupo de implantación, todavía es muy escaso.
¿Qué factores son los que hacen que desestimes participar en un mercado electrónico?. Comparte tu comentario con nosotros.
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